sábado, 19 de enero de 2013


El nuevo Código Civil prohíbe a los padres darle "chirlos" a los chicos

Por: Carola Pozo Cortez

Quiero compartir contigo un extracto del artículo que salió editado en el Diario "La Nación" el pasado 31/10/2012, referente al titulo.

Posterior a la extracción resumida del texto, expongo mi parecer y mi consejo.

Magdalena Muñoz tiene 38 años y es madre de cinco hijos, de entre dos y siete. No trabaja fuera del hogar, se dedica a ellos. Al momento de marcar límites se define como "autoritaria". Se explaya: "No les permito los caprichos. Si un adulto dice que no es no, ese es el límite y no se discute. No hay nada que charlar ni que entender mucho. Es No . Soy antigua en ese sentido. Lo ideal es no llegar al chirlo , pero a veces es necesario. Hay dos tipos dechirlos : uno que es pensado y es el que le doy cuando uno se me escapa corriendo a la esquina y cruza la calle, que es para que aprenda que eso no se hace. Lo otro, el chirlo que te sale de bronca, cuando estás sobrepasada por la situación. Y no está bueno".

Ana María Nolazco es una entre 12 hermanos. Ahora, con 61 años, ya tiene cuatro hijos y ocho nietos. "No nos pegaban, a los sumo nos mandaban al rincón o nos daban un tirón de orejas". Recuerda cuando se sentaban a la mesa: "Nos obligaban a quedarnos quietos y callados. Muy a la antigua, nos decían: 'Los mayores hablan, los chicos se callan". "Otro momento difícil era la hora de irnos a dormir. Otro dicho de la abuela, que vivía con nosotros, era 'Antes de las diez en la cama estés, si es antes, mejor que después'. No se olvida de cómo ella bajaba con algunos de sus hermanos en puntas de pie para escuchar la conversación de los mayores. Si nos descubrían salíamos corriendo y volaban los chancletazos". La abuela era brava. Cuenta Ana María que amenazaba con pegarles con el cinto o con el plumero, pero nunca pasaba de golpear el piso para hacer ruido y asustarlos. Ahora se ríe de eso. Ella fue distinta con sus hijos y observa que ellos a su vez lo son con los suyos. "Hay otras formas de lograr respeto sin convertirse en sargentos. Ahora hay más comunicación, se tocan temas prohibidos en nuestra época", rescata. Sin embargo, reconoce que, por el ritmo de vida de los padres, a veces a los chicos se les permiten cosas que después son difíciles de limitar. "Veo que se les dificulta poner límites, más cuando a veces los chicos confunden a sus padres con sus amigos".
Fuente: La Nacion.com (31-10-2012)

Es sabido que en los tiempos de nuestros padres, los castigos y los límites eran marcados de una manera, tambien es sabido que en la medida que fue pasando el tiempo, los valores morales tambien se fueron modificando, unas veces, inclinándose hacia la posmodernidad, otras acorde al avance de las nuevas tecnologías y por ende la cercanía de noticias y hechos que ocurren en cualquier lugar del globo y que son conocidas en cuestión de segundos en extremos opuestos.

Sin embargo de todo, considero que es menester tomar en cuenta que es lo que queremos para el futuro de nuestros hijos y como queremos que ellos se desenvuelvan en la vida.

No existe consideración alguna que pueda primar al uso del DIÁLOGO en una relación, ya sea de padres a hijos, entre hermanos, entre esposos, y/o docentes-alumnos.

Solo el DIÁLOGO puede salvar tanto a padres como a hijos y estudiantes de malos ratos, recuerdos enfermizos y una deprimente calidad de vida.

CONSEJO: Papá, mamá, docente, no impongas ideas, reglas y límites por la fuerza o con castigos fisicos y/o psicológicos. Dialoga, pide la opinion de tus hijos, o de tus alumnos y encuentra la forma de transmitir lo que tu deseas, desde la conversación, el intercambio de ideas y pareceres. No intentes imponer tu fuerza ante un alma debil del niño que esta en formación y que aprenderá lo que tú le enseñes:

  • Si, le enseñas amor, aprenderá a amar desde la calma, la paz y el regocijo
  • Si le enseñas violencia, aprenderá a ser violento desde esa fuerza incontrolable que tu le estas inculcando.



EL ENOJO DE LOS PADRES

Padres que gritan
Por: Carola Pozo Cortez

Alguna vez:
  • ¿Te sentiste realmente muy enojado con tu hijo?
  •  Insultaste (gritaste) o abofeteaste a tu niño o perdiste el control?
  •  Y… más tarde te sentiste desmoralizado o culpable?
  •  Resolviste la situación calmando tus ánimos?
  •  Pero… de todas formas aún te sentías enojado?

EL ENOJO DE LOS PADRES

La tarea de ser padres es un arduo trabajo.. si por un momento pensaras que es el único trabajo que debes realizar, sería una cosa, pero cada padre tiene demasiadas responsabilidades tanto en casa como fuera de ella.

No debe ser nada sorprendente encontrarte con que necesidades y solicitudes que debes cubrir te bombardean desde muchas direcciones y esto obviamente te cansa, te agobia al extremo de sentirte molesto y estresado y por que no, alguna veces, hasta enojado la mayor parte del tiempo.

Muchas veces los padres no prestan atención a los efectos que producen el ENOJO de los padres y cómo este repercute en el desarrollo afectivo y cognitivo de los hijos.

Presta atención

Estudios realizados han demostrado que el enojo está presente en un porcentaje bastante importante en los padres. Muchos de ellos han sostenido que pierden el temperamento y castigan a sus niños “muy duramente”. Otro 40 % de esos padres sintieron que perderían su temperamento y lastimarían a sus niños en un futuro.

Dos tercios de esos padres aseveraron haber tenido sentimientos de enojo al extremo de gritar o insultar a sus niños por lo menos cinco veces por semana. En este caso se habla de padres normales con hijos normales, pero la gran mayoría sostenía que existían episodios de enojo intenso casi a diario.

Estos índices de frecuencia son preocupantes ya que el apoyo emocional en general que los niños necesitan,  disminuye en la medida que  aumentan los enojos, gritos, amenazas y golpes de los padres. En otras palabras cuanto más enojados estén los padres, los niños tendrán menos estímulo para realizar aquellas tareass que los padres necesitan que ellos realicen.

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